viernes, 24 de julio de 2015

Tips de redacción y un poco de filosofía



Tips de redacción y un poco de filosofía

Escribir mejor tiene que ver más con la revisión dedicada y el trabajo, que con alguna suerte de inspiración lírica o formación académica. Seguramente, personas con pocos estudios escriben muy bien desde la escuela, porque tienen el hábito de leer con atención, y otras, a pesar de una carrera o hasta con un postgrado, carecemos de estilo y de una cultura en el trato del lenguaje. Observemos este ejemplo tomado de un artículo de Rodrigo Uprinmny en El Espectador:
 “¿Qué podría decir el gran filósofo Kant sobre la discusión, infortunadamente polarizada, sobre la tutela concedida a Camila Abuabara para que el Estado le financie un trasplante en Estados Unidos?”.
Aparentemente no encontramos ningún error en la oración anterior, porque estamos acostumbrados al mal uso del condicional. Si la comparamos con: “¿Qué hubiera podido decir el gran filósofo Kant…?”, tal vez esta última frase nos suene una opción preferible. Además, el condicional se vuelve fastidioso si se lo repite mucho. A reglón seguido escribe Uprimny:
  “Algunos podrían pensar que nada pues Kant no habló de derechos sociales. Pero Kant nos permite en este debate si tomamos en cuenta su formulación más conocida del imperativo categórico, según la cual uno debe obrar de tal forma que la regla personal de conducta pueda valer como una ley universal. Sólo es entonces justa aquella regla que sea universalisable porque se puede aplicar a todas las situaciones semejantes”. 
Pasemos a otro asunto: Uprimny confunde la moralidad kantiana, derechos sociales y la justicia. ¿No podemos actuar con justicia sino de manera que nuestros actos sigan un patrón universal? No se llama acaso a la asimilación de la justicia a la conducta de masas, universalisable, ¿fascismo? Kant nunca habló de una regla aplicable a todas las situaciones para que resulten justas, algo imposible, y menos aplicable a la medicina, que debe atender casos singulares, como debieran proceder también las sentencias de las cortes. Detengámonos en la argumentación de Uprimny y de paso reparemos en la redacción:
“Este principio kantiano debería orientar las discusiones sobre las cuales son los servicios médicos financiados por el Estado, al menos por tres razones: primero, porque en general la satisfacción de cualquier derecho cuesta dinero y los recursos públicos son limitados. Segundo, porque en salud hay innovación permanente, pero muchas de las nuevas tecnologías son más costosas. Tercero, porque estamos viviendo una “transición epidemiológica”, pues estamos pasando de atender esencialmente enfermedades contagiosas a una prevalencia de dolencias degenerativas crónicas, cuya atención tiende a ser costosa”.
¿La justificación del racero del imperativo categórico para la garantía de los derechos obedece a la falta de recursos? Mejor volvamos a la redacción, que esos asuntos filosóficos manejados por abogados nos ponen en peligro; preguntémonos si podemos prescindir del uso asiduo del verbo ser y miremos en el siguiente párrafo un ejemplo del famoso “cualismo”. Ya sabemos que no debemos usar seis veces el verbo ser en una oración ni abusar del condicional, en el siguiente caso “habría”:
“Si los costos en salud son crecientes y los recursos públicos son limitados, es entonces injusto, en términos kantianos, que sea financiada por el Estado aquella prestación médica que no sea universalizable, por cuanto no habría recurso suficientes para que pueda ser otorgada a todas las personas en la misma situación. O que para hacerlo habría que usar dineros destinados a medicamentos o tratamientos que hubieran tenido mejores resultados en otras personas, lo cual resulta también injusto”.  
En la última oración del párrafo, “lo cual” puede sustituirse por el relativo “que”: “lo que resulta también injusto”. Se usa ‘cual’ en los siguientes casos: a) En complementos partitivos: “Pidió prestado tres libros, dos de los cuales estaban en mal estado”. b) En cláusulas absolutas (Dicho lo cual). c) Como término de locuciones preposicionales: a consecuencia de, gracias a, a pesar de, etc. d) Como término de la preposición según: «La Ley según la cual». 
Para colmo, ahora resultó que la justicia tiene por sinónimo la igualdad, ya no una regla universalizable a convertir en principio racional que condicione la voluntad. Veamos otro ejemplo de cualismo, que ya sabemos corregir, y más abuso del verbo ser, además de la falta de una coma antes de sino:
“Si la salud se reconoce como derecho, entonces el racionamiento de las prestaciones médicas es trágico pero inevitable. La discusión no es entonces si debe existir o no racionamiento sino si éste se hace en forma desordenada, encubierta y sin control, lo cual permite, entre otras cosas, que actores poco santos, como algunas farmacéuticas, usen las tutelas para promover medicamentos de marca costosos pero de eficacia discutible”.
A la conjunción ‘sino’ la precede una coma en frases con valor adversativo. También a “pero” suele precederlo una coma, como en “medicamentos costosos, pero de eficacia discutible” (No se usa la coma antes de ‘pero’ cuando significa: ‘más qué’, ‘otra cosa que’, ‘salvo’, excepto’, ‘aparte de’). Veamos otro ejemplo tomado del último párrafo del artículo en mención, como dicen los leguleyos:
 “Hoy esta discusión en Colombia es difícil por una suerte de síndrome Saludcoop. Muchos piensan que la plata de la salud va a ser robada o despilfarrada por ciertas EPS inescrupulosas, por lo cual es mejor que al menos sirva para dar la mejor atención posible a una persona como Camila Abuabara, sin pensar en costos. Esta actitud es comprensible dado el drama humano de esta joven y las distorsiones y corrupciones que se tenga de la Ley 100….”.
Nadie duda de las capacidades académicas del Dr Uprimmy, pero le conviene tomar un curso de redacción, pues repite constantemente verbos como “ser” y “dar”. Tenga en cuenta que no dije: “le convendría”. En síntesis: el condicional exige la forma “si x entonces y”; yo lo aprendí hace muy poco. Por otra parte, en lugar de que la plata, es decir, de que el dinero, “sirva para dar la mejor atención”, tal vez pudiéramos escribir: “ofrecer la mejor atención”. Si así escribe un jurista al que admiramos por estructurado y por jurista, con más veras ‘deberíamos’ corregir nuestros escritos con esmero y esforzarnos por aprender unas normas útiles de redacción. A todos nos sirve siempre reparar en la redacción y mejorar, ese ‘es’ el punto.  Tal vez no falte la persona que argumente que el cambio de ‘ofrecer’, o de cualquier otro verbo, por el repetido ‘dar’, no aporte mucho sentido, y que el mal uso del condicional está arraigado en toda Hispanoamérica, y que en otros idiomas se justifica, pero la sola reiteración resulta molesta al buen lector en castellano.
Lo mismo si cambiamos “resulta mejor” por “es mejor”, o cualquier opción que se nos ocurra. Semánticamente, cualquier otro verbo tiene más riqueza que el verbo ser y que otros verbos que repetimos con frecuencia: hacer, deber, poner, dar, etc. Haga el ejercicio con cualquier escrito y sorpréndase del cambio.
En todo caso, los juristas se adornan tanto al escribir que no constituyen un buen modelo a seguir y como se alteran cuando los corrigen, en tales casos se puede aplicar una frase que en la Crítica de la razón práctica Kant tomó de Plauto: “aquam a pumice postulare”, pedir agua de una piedra pómez.